jueves, 26 de noviembre de 2009

MASCULINIDAD


Se puede definir la masculinidad como el conjunto de atributos, valores, funciones y conductas que se suponen esenciales al hombre en una cultura determinada, y que es determinante para sus roles en la sociedad.
En nuestra opinión, podríamos decir que es importante comprender que la masculinidad es vista por medio de los mitos creados por la sociedad, ya sea el hombre preocupado de su físico, por el tamaño de sus genitales, por su caballerosidad, etc. Pero nosotras, entendemos que estos son estereotipos que tiene la sociedad y que en realidad la masculinidad es un conjunto de aspectos que se forman culturalmente en una sociedad determinada para un varón.
Con la entrevista nos dimos cuenta que la concepción de masculinidad por parte de nuestros entrevistados representa al esteriotipo del hombre caballero y respetuoso, pero en realidad si vemos el trasfondo ellos tienen la concepción de esto, pero no la llevan a cabo en su vida, se contradicen con sus acciones y dicen lo políticamente correcto.
Para terminar, la masculinidad representa un tema complejo de tratar, ya que se basa en componentes sociales, propios para cada cultura y tiene una significación muy subjetiva, ya que depende de la concepción de cada hombre, de su crianza y educación.

EPÍLOGO TENDRÁS QUE PENSÁRTELO


El libro trata de lo que se puede hacer con la vida, de sus sentido que es procurar no fallar o fallar sin desfallecer, de comprender que vivir es un arte, no una ciencia y por ello la buena vida es a la medida de cada persona que la vive. Debemos elegir siempre lo que nos abra a más opciones y nunca perder la confianza en nosotros mismos

CAPÍTULO NOVENO ELECCIONES GENERALES


La ética y la política tienen mucho que ver y se relacionan entre si, en cuanto a su finalidad, ambas parecen fundamentalmente emparentadas: la ética es el arte de elegir lo que mas nos conviene y vivir lo mejor posible; el objetivo de la política es el de organizar lo mejor posible la convivencia social, de modo que cada cual pueda elegir lo que le conviene.
Sin embargo, tampoco faltan las diferencias importantes entre la ética y política. Para empezar la ética se ocupa de lo que uno mismo hace con su libertad, mientras que la política intenta coordinar de la manera más provechosa para el conjunto lo que muchos hacen con sus libertades. En la ética, lo importante es querer bien, porque no se trata mas que de lo que cada cual hace porque quiere, para la política, en cambio, lo que cuentan son los resultados de las acciones.

Quien quiera una vida buena para si mismo, de acuerdo al proyecto ético, tiene también que desear que la comunidad política de los hombres se base en la libertad, la justicia y la asistencia

CAPÍTULO OCTAVO TANTO GUSTO


Existe una gran reprensión sobre todo lo que implica placer físico y no reparamos en pensar que sin su satisfacción no hay vida buena. Disfrutar nunca será malo mientras no dañemos a nadie, es lo que nos diferencia de ser animales; el sexo con fines únicos de procreación es por el contrario lo que nos aleja de lo humano. Hay quienes temen al placer porque les gusta mucho y los distrae. Otros "disfrutan no dejando disfrutar", ellos son mentirosos o incluso implacables, para quienes lo bueno es lo que nos disgusta hacer y sufrir es más meritorio que gozar, lo que en realidad nada tiene de moral o ético.
Usar los placeres es tener un control sobre ellos que impida que se mezclen con otros aspectos de la vida personal y así nos hacemos ricos. Sin embargo su carácter absolutista puede conducir a un hundimiento debido a la pérdida de interés en cualquier otra cosa. El placer que mata no es placer, sino un castigo. La moderación es el arte de poner el placer al servicio de la alegría, que acepta vida y muerte, placer y dolor. Quienes optan por lo contrario, la abstinencia, desconfían de todo lo que les gusta. El placer más triste es la culpa; pensar en algo más que placer como un crimen es reclamar un castigo. Es falso creer que siempre se goza a costa de otros, el interés y la ayuda que se les de va por otro camino distinto a la complacencia propia.

CAPITULO SÉPTIMO PONTE EN SU LUGAR


La ética nos trata de explicar o de enseñar cómo vivir bien entre humanos. Sin embargo hay distintos criterios acerca de lo aceptable y lo inaceptable. Ciertamente es que lo conveniente es aquello sin lo cual se vive, mas no humanamente. Incluso quien comete cualquier crimen, sigue siendo humano pues cuenta con la posibilidad de transformarse. Una característica del ser humano es la imitación, por lo que el modelo que se le da a los semejantes es básico. Muchos son malos porque son desgraciados, están solos, tienen miedo y no saben nada. Lo más valioso que obtenemos de nuestros iguales es la posibilidad de tener la complicidad y cariño de más seres libres, es la forma en que la propia humanidad se refuerza. La libertad no sirve a nada ni nadie, se contagia.
Cuando perjudicamos al que está a nuestro lado, al final el que sale más perjudicado es uno mismo por diferentes razones. Tratar a las personas humanamente es saber ponerse en su lugar; ser conciente que, pese a las diferencias que todos tenemos, siempre se está de algún modo dentro de nuestros iguales; o reconocer sus derechos y razones para considerarlos semejantes y serios como uno mismo. Los propios intereses no son malos, pero sí relativos; lo único incondicional es el de ser humano entre los humanos que conduce a la buena vida.
La clave de todo es sentir cariño y lograr ponerse en el lugar del otro es un arte; se requiere de decencia para ver las cosas a su manera sin ocupar su sitio, pero principalmente se necesita un conocimiento de la justicia. La virtud de la justicia es la habilidad y el esfuerzo para saber lo que nuestros semejantes esperan de nosotros, y esto no se logra obedeciendo leyes que establecen sólo el mínimo de esto, sino amando un poco a cada persona como cosa indispensable para vivir bien.

CAPITULO SEXTO APARECE PEPITO GRILLO


Este capitulo habla de la persona que es imbécil versus la persona que es conciente y egoísta.
Imbécil se define como aquella persona que no tiene carácter y es débil,
Por ello nuestra obligación es evitar serlo ya que hay quienes creen que no quieren nada y todo les da igual, otros que lo quieren todo a la vez y caen en propias contradicciones
Lo contrario de ser imbécil es tener conciencia, para lo cual se requiere de cualidades innatas. La conciencia depende de la atención y esfuerzo de cada persona.
Un egoísta es quien quiere y busca lo mejor para sí mismo. Aquél que se rodea de lo que le sienta mal es un imbécil que deseaba ser egoísta.
Este autor también nos dice que la culpa y la responsabilidad también se relacionan con la conciencia, pero lo peor es el remordimiento ya que es el descontento con nosotras mismas por emplear la libertad en contra de nuestros deseos.
Ser responsable es saberse libre para bien o para mal y estar dispuesto a responder por los actos que hacemos.

CAPITULO QUINTO ¡DESPIERTA, BABY!



No tener perspectiva de conjunto es simplificar la economía, incluso la muerte es simplificar (dolor, pena, sufrimiento, etc.). La vida en cambio es compleja y está llena de complicaciones. "Lo que poseemos nos posee" y pasamos la vida creyendo que llenarnos de cosas materiales es vivir, y no nos detenemos a pensar que las cosas sólo son cosas. Como humanos necesitamos una complicidad fundamental que sólo se da entre iguales. Las traiciones y los abusos se dan, pero convertir a los demás en cosas es la forma incorrecta de defender el derecho propio a no ser tratado como tal. Ya que hemos decidido que ninguna buena vida puede ser “buena” sin cosas, es básica la reflexión acerca del sentido de esa buena vida. Como condición ética principal está no tomar la seguridad de la muerte como un pretexto para vivir de cualquier modo, sino intentar comprender a cada momento de qué se está tratando la vida y cómo la podemos hacer buena para uno mismo, no para los demás, pues "nadie puede ser libre por ti."